“Me alcé con tuito el apero,
freno rico y de concoja,
riendas nuevitas en hoja
y trensadas con esmero;
una carona de cuero
de vaca, mui bien curtida;
hasta una manta fornida
me truje de entre las carchas,
y aunque el chapiao no es pa marchas
lo chanté al pingo en seguida
Hice sudar al bolsillo
porque nunca fui tacaño;
traiba un gran poncho de paño
que me alcanzaba al tobillo
y a un machazo cojinillo
pa descansar mi osamenta;
quise pasar la tormenta
guarnecido de hambre y frío
sin dejar del pilcherío
ni una argolla ferrugienta.” (LUSSICH, Antonio – “Los Tres Gauchos Orientales”)
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