“Uno de los agrados del verano en Buenos Aires: descansar en un banco de plaza, de noche, cuando refresca. Éste es un placer positivo; me pregunto si en invierno habrá alguno equivalente. ¿ Estar en cama, con una chica, con la chimenea encendida, mientras afuera llueve ¿ Desde luego; pero este placer es más complejo, menos contemplativo. En la plaza basta el banco, la soledad, la noche y la frescura; en el otro está la chica, tal vez en el paraíso, pero indubitablemente un ser, un prójimo, con psicología, en todo caso.” (BIOY CASARES, Adolfo, Descanso de Caminantes, pp. 17-18)
sábado, janeiro 03, 2009
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